¿QUÉ SON SEMILLAS ESTELARES?
Si viéramos de lejos el universo o cualquier sistema solar veríamos un ser humano andando de pie, un agricultor esparciendo su semillero. En forma de energía nuestras almas caen y se introducen en los mundos materiales como lo hacen las semillas en la tierra para que podamos experimentar y crecer. Para entender por qué somos nosotros mismos semillas estelares debemos hacer una analogía, comparando al ser humano con éstas y su rol en el universo.
El universo es un agricultor esparciendo su semillero…
Nos surgen la preguntas: ¿Qué son las semillas estelares? ¿Por qué nos parecemos a las semillas?
ANALOGÍA ENTRE LAS SEMILLAS Y EL SER HUMANO
Podemos comparar al ser humano con las semillas de la Madre Tierra porque somos al igual que éstas un mecanismo, un engranaje más del universo, el cual se nutre cuando trabajamos nuestro interior. Al igual que los árboles y las plantas se recrean en el ciclo anual imperecedero, el ser humano en su propio microcosmos realiza el mismo patrón para renovar su naturaleza en este universo fractal.
Antes de que surjan las flores, las semillas han permanecido enterradas en la oscuridad para después poco a poco ir rompiendo sus capas. Es en ésta falta de luz donde surge primeramente la raíz que encuentra sustento en niveles de la tierra aún más oscuros, los cuales impulsan todavía con más fuerza a la semilla para abrirse paso hacia arriba con su primer tallo hasta llegar a la luz del Sol y alcanzar su clímax en la floración. Es así como se vuelven a producir nuevas semillas en la muerte de la planta.
El ser humano es una semilla estelar que trabaja para traer el macrocosmos al microcosmos y prolongar la energía universal. Desciende a la oscuridad material para nutrirse de experiencias que le permitan soltar sus capas e ir abriéndose camino hacia la unidad y llegar al florecimiento.
Siempre hay que ver en lo tenebroso al maestro que nos hace más fuertes para que nuestra semilla arraigue con fuerza y podamos florecer. Somos semillas rompiendo barreras para abrirnos paso y así poder manifestar nuestra belleza interior en el exterior como lo hacen las flores al mostrar sus colores.
Estamos formados por caparazones al igual que las semillas. Esos muros son estratos oscuros que debemos superar al igual que la semilla se nutre de la oscuridad de la Tierra. Esos miedos son los únicos que nos impulsan a crecer y poder llegar a ser la mejor versión de nuestro ser.
LA IMPORTANCIA DE LA LUZ
La luz juega un papel especial en cuanto provoca un anhelo en la semilla de crecer e ir en busca del Sol, el cual manda sus i-fotones llenos de información. El equilibrio de la fuerza entre la oscuridad de la Tierra y la luz del cielo permite a la semilla germinar. Igualmente nosotros recibimos esa información para poder avanzar como lo hacen las semillas a través de los estratos.
La semilla integrando su propia sombra crece y se desarrolla y engulle dentro sí misma toda esa oscuridad y la integra produciendo el crecimiento y el surgimiento del equilibrado color verde. Gracias a esto se producen las flores y por último los frutos.
AMARILLO + AZUL = VERDE
El Sol despide luz amarilla hacia la Tierra y nuestro planeta contesta con color azul, el cual vemos en el cielo, por lo tanto las plantas se quedan con la mezcla de éstas dos energías.
Los seres humanos siempre han estado en lucha con su propia dualidad interior, esa luz y esa oscuridad forman nuestra esencia. De manera similar la semilla atraviesa esa lucha para poder experimentar la vida en su máxima expresión.
Todas esas semillas estelares que logran florecer hacen que se restaure una red de comunicación la cual nos permite conocer lo que otros aprenden. Nos une para marchar en equilibrio hacia nuestra casa paterna. Una unión parecida a la estructura interna de las semillas de la granada encajadas unas con otras en el interior de la cámara del fruto.
¿Quizás es hora de ser flores en vez de semillas y abrir nuestros pétalos cual si fueran alas hacia el equilibrio solar?
